El caso reciente del colegio Mejía de Quito, en el que se evidencia la violencia de un profesor contra estudiantes, es solo un hecho más de una realidad de maltrato psicológico, físico y sexual que vive un gran porcentaje de niños y adolescentes en Ecuador, sea en sus hogares o en los centros educativos en los que estudian.
Cifras de Plan International por la niñez en Ecuador y el movimiento Ser Niña revelan que 6 de cada 10 víctimas de abuso son niñas, niños y adolescentes.
Una realidad que hace 6 años, cuando abrió sus puertas la Fundación Azulado, que trabaja en la prevención de abuso sexual en niños, niñas y adolescentes, era prácticamente desconocida, pero con escenarios muy similares: un profesor que pega a sus alumnos, les grita, o … los ataca de otra forma.
Hace un año esa misma realidad causó pánico en la sociedad cuando los padres de niños entre 6 y 8 años denunciaron a 3 docentes de la unidad educativa réplica Aguirre Abad de la ciudad de Guayaquil por abuso sexual. La valentía de esos padres fue clave para que estos hechos puedan ser visibilizados, pues el Ministerio de Educación, por años, decidió esconderlos a la luz pública.
Según las cifras del Ministerio de Educación, actualizadas a mayo de 2018, desde 2014 se han receptado 3.300 denuncias a través del sistema educativo, de estas 1.677 relacionadas a presunta violencia sexual cometidas por personas fuera del sistema educativo y las restantes 1.623 vinculadas a personas dentro del sistema educativo. En 1.212 casos estarían involucrados docentes y autoridades. Mientras que en otras 74, personal administrativo y de limpieza.
Paulina Ponce, directora ejecutiva de la Fundación Azulado, que también otorga atención psicológica a los menores que han sido víctimas de abuso, asegura que incluso las cifras pueden ser minimizadas comparadas con todo lo que ha visto a lo largo de su trabajo en los centros educativos. Cifras de estudios nacionales e internacionales, que maneja la organización, indican que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 6 niños son abusados sexualmente antes de cumplir 18 años en el país. En cuanto al castigo físico, se estima que más del 80% de la población de niños recibe castigos severos en general.
Fundación Azulado fue creada por un grupo de mujeres profesionales en varias áreas, sin fines de lucro y con un objetivo único: poner un alto a cualquier tipo de abuso contra los niños y niñas.
Y, la mejor forma de hacerlo para ellas es con educación. Diseñaron un plan de capacitaciones en escuelas y colegios por 12 semanas. Durante una hora semanal, se da charlas a los maestros, quienes luego replican lo aprendido con sus alumnos, de igual forma durante una hora semanal. Al ser los docentes los que imparten las enseñanzas el programa es repetido cada año con sus nuevos alumnos y así va logrando más alcance. Para Paulina es importante que los maestros sean los que entiendan por qué las adolescentes no son mujeres que provocan, el por qué no se puede tener una relación con una niña, el por qué no se puede tocar a los niños, por qué la violencia no es educación.
Para este programa se utiliza una herramienta llamada Mi Escudo, que es una caja que incluye 12 juegos didácticos, cada uno va reforzando conceptos a fin de llegar a comprender la importancia de respetar el espacio interpersonal, de no forzar a los niños a acercarse a quien no quiere y de establecer límites. Además, se les senseña diferentes conceptos como el soborno, la amenaza y por qué no deben ser aceptados así provengan de personas cercanas. Estos conceptos son los más importantes del programa, tomando en cuenta que el 90% de los casos de abuso sexual se da por personas conocidas.
Durante el proceso, también se explica por qué es malo guardar ciertos secretos y las sensaciones que pueden producirse cuando una persona no se siente segura y se les enseña a los niños que deben tener a alguien de confianza para que le puedan contar todo.
En cuanto a los niveles de recordación que deja Mi Escudo, la organización realizó un estudio con 500 estudiantes, en Machachi, seis meses después de haber implementado el programa y se comprobó que sus conocimientos estaban intactos. Informalmente también se hizo otro sondeo, el equipo regresó a un colegio luego de 3 años y los chicos recordaban los juegos con claridad.
Mi Escudo es el primer programa probado por evidencia en todo el país y el primer kit en Latinoamérica que previene el abuso sexual en menores. En junio pasado fue probado en Baltimore (Maryland – EE.UU) durante un Congreso de Epistemiología.
Paulina asegura que las integrantes la Fundación supervisan el trabajo durante el proceso para que sea llevado a cabalidad y porque en cada sesión, por lo menos, sale a luz un caso de abuso. “Los niños comienzan a hablar, a veces dan solo señales, otras veces cuentan todo”. Es en ese momento donde arranca la segunda fase del trabajo de la organización que es la intervención: se brinda ayuda psicológica tanto al niño como a su familia y se brinda asesoría a fin de animar a que se haga una denuncia, pues en varios casos la familia decide callar.
La Fundación Azulado tiene su sede en el sector del Arenal -Tumbaco, allí tienen los espacios adecuados para dar terapia, sin embargo por la distancia trabajan con algunos psicólogos en la ciudad de Quito para que atiendan a las familias que se les dificulta llegar.
En estos 6 años este grupo de mujeres ha llegado a 25.000 niños de 75 escuelas entre públicas y privadas de bajos rescursos. Les ha ido muy bien con los centros educativos de Fe y Alegría, pues cuentan con gran apertura. Les cuesta mucho llegar a las escuelas públicas por temas de permiso.Paulina recalca a que solo quiere el permiso del Ministerio de Educación para implementar el programa en sus escuelas, recursos no pide, pues el trabajo de Azulado es factible gracias a la empresa privada o personas voluntarias que aportan ya sea con el costo del programa de capacitación en la escuela o apadrinan un niño y pagan su terapia.
Al momento, la Fundación realiza gestiones para vender Mi Escudo a colegios privados y así poder tener más recursos para avanzar. Paulina, además es la autora de un cuento enfocado en la prevención de abusos para los niños más pequeñitos llamado “Los secretos que incomodan ” y que fue premiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En Azulado está abierto el servicio de terapia para las personas que lo requieran sean parte o no de su plan de capacitaciones y tienen tarifas diferenciadas, según la situación económica. Han atendido casos dolorosos como maltratos en niños de 2 años, o el caso de un niño que fue abusado por un profesor de una escuela “de buen nivel” y que ahora el docente está abriendo una escuela.
El maltrato, pedido por padres
Paulina manifiesta que el maltrato es un tema cultural. En las zonas rurales, incluso son los mismos padres los que piden a los maestros que peguen a sus hijos. “Los padres no diferencian entre educar y pegar, y piensan que la educación es la agresión física y psicológica”. El 26% de los niños y niñas en Ecuador recibe un trato violento por parte de profesores, según la Unicef.
La psicóloga clínica especializada en Psicoanálisis, Gabriela Salazar, por su parte, manifiesta que las marcas del maltrato son huellas históricas que están en Ecuador “ un país con gente que naturaliza el maltrato e idealiza al maltratador, por ende termina buscando jefes, parejas, estadistas que te guíen con mano dura, sin respeto, sin posibilidad de pensar, sino siguiendo lógicas de amos y esclavos” y añade que el principal problema es que la violencia tiende a repetirse por generaciones hasta que alguien toma conciencia de lo que sucede y lo cambia, mientras eso no ocurra simplemente sigue sucediendo.
Otro tipo de maltrato muy común es la negligencia, niños que están expuestos en las calles mientras sus madres trabajan, o el abandono: les dejan en casa cuidando al hermano menor. El 44% de los niños de 5 a 17 años, en Ecuador, están expuestos a castigos violentos como golpes, insultos, encierros en sus hogares, según Plan Internacional.
Consecuencias del maltrato en los niños
Un estudio médico realizado, en México, en el año 2010 por el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara determinó que sin importar el tipo del maltrato al que el niño esté expuesto, es un evento estresante y el impacto es muy fuerte para el pequeño considerando que su cerebro está en desarrollo. Tras evaluar a 100 niños de varias edades y en situación de maltrato, se determinaron daños permanentes neurobiológicos, en su salud emocional y en aspectos cognoscitivos.
Araceli Sanz Martín, profesora-investigadora del Instituto, explicó al diario mexicano Milenio que el maltrato provoca una producción excesiva de la hormona del estrés (cortisol) lo que genra ansiedad en los niños. Además, “que provoca daños en diferentes estructuras cerebrales como el tálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral, los cuales participan en la función de la memoria, el aprendizaje, la regulación emocional; o como la corteza pre-frontal, que tiene que ver con la conducta, la toma de decisiones y la atención”.
Emocionalmente, Gabriela indica que el maltrato y mucho más en los niños excede su capacidad para entender lo que sucede y poder procesarlo, por lo que se vuelve traumático.
Ante un evento traumático, los niños generalmente no expresan, pero sí actúan, por lo que sus comportamientos pueden alertar a los padres de que algo no está bien, como son: inhibición intelectual , agresividad, ambivalencia emocional, es decir que de repente pasan del enojo a la tristeza sin motivos. Los cambios en su hábitos alimenticios y de sueño también son un indicador.
Me inicié en el periodismo escrito en 2003. He sido parte de varios medios ecuatorianos, al principio, escribiendo noticias y temas económicos para los diarios Hoy y Expreso. Luego fui a El Comercio como parte del equipo de la revista juvenil Xona. Nuevamente regresé al diario Hoy, donde fui editora Internacional. Trabajé en diario La Hora, en la redacción digital como Community Manager.
Me gradué de Licenciada en Comunicación en la Universidad Católica de Quito. Tengo una maestría en Periodismo Digital por la Universidad de las Américas (UDLA). Tengo poca experiencia en fotografía, pero trato de mejorar con cada toma que hago, porque es otra de las cosas que me encanta hacer. Actualmente hago periodismo digital y marketing.