Q’eswachaka es el último puente colgante inca en uso. El mismo se balancea sobre el río Apurímac, en la Cordillera de los Andes, zona de Cusco, Perú. Este legado inca, tiene más de 6 siglos de antigüedad, gracias a que cada año lo preservan las comunidades indígenas. Huinchiri, Chaupibanda, Qollana Quehue y Chocayhua son las comunidades indígenas que han mantenido viva esta tradición cultural desde la época inca.
Ellas son las encargadas de transmitir su legado de generación en generación y cada año tejen con sus manos esta maravilla arquitectónica. El Q’eswachaka forma parte del Qhapaq Ñan, que es la red de caminos que unían pueblos y ciudades del imperio inca. El mismo fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en diciembre de 2013.
Q’eswachaka significa puente trenzado y su nombre proviene de dos vocablos quecha “Q’eswa” que significa trenza y “chaka” que significa puente. También su nombre hace alusión al proceso de construcción del mismo.
Q’eswachaka tiene cerca de 30 metros de largo, 1,20 de ancho, además de una altitud de 3700 metros. Tras tres horas y media de recorrido desde el Cusco, puedes arribar a él. La tradición dice que su renovación se realizará durante la segunda semana de junio y es así como lo hacen año tras año las comunidades.
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El proceso de renovación es laborioso y la forma de hacer es la minka o trabajo colectivo realizado por la comunidad. El mismo empieza con la recolección en noviembre y diciembre de la qoya ichu, que es un tipo de paja del altiplano de los Andes. Las mujeres son las que ablandan y trenzan esta fibra para preparar las soguillas, que son la base para la construcción.
Sin el arduo trabajo de las mujeres, nada sería posible después. Sin embargo, ellas tienen prohibido estar presentes mientras se reconstruye el puente, porque dicen que dan mala suerte. Y así podemos encontrarlas contemplando todo el proceso desde el borde del río, en señal de respeto a la tradición ancestral.
Cada familia tiene la obligación de aportar unas 50 brazadas de soguillas o q’eswas. Las mismas son extendidas por la carretera para volver a entrejerlas y formar unas sogas más fuertes. Así inicia el proceso de construcción que durará tres días. Y cada año las familias indígenas recrearán el mismo proceso realizado por sus ancestros. Sólo con paja trenzada hábilmente volverán a inaugurar un puente renovado.
Y a partir de ahí empezará la celebración, las danzas incansables, la pambamesa, con los platos típicos. Las niñas y niños herederos de esta tradición milenaria participarán en un concurso de baile y ofrecerán a la pachamama su gratitud por el trabajo culminado. También agradecerán la perduración en el tiempo de un rito ancestral.
Estudios en Economía con especialización en trabajo con organizaciones de desarrollo y sociales. Content Manager en Masquemedicos, portal especializado en salud en España, Ecuador, Chile, Colombia, México y Venezuela. Experta en formulación y gestión de proyectos sociales y en investigación social y movimiento indígena. Proyectos más relevantes coordinados: Los pueblos indígenas del Ecuador protagonistas en la construcción de un nuevo modelo de país. CONAIE. Estado Plurinacional Y Buen Vivir: Debate y Construcción en la Región Sierra del Ecuador. ICCI, Instituto Científico de Culturas Indígenas. Mujeres indígenas y campesinas trabajando por la soberanía alimentaria. Asamblea de Unidad Cantonal de Cotacachi.