Caminar por los laberintos y cuevas de las minas de Oro de Nambija, me recuerda al Reino de Mordor, y a esos pueblos descritos por Tolkien, que buscaban y peleaban por ese tesoro, el “Anillo Único” y sus mágicas incrustaciones.
En nuestro tiempos el “Anillo”, lleva labrado los nombres de las grandes marcas, que se venden en las ciudades ricas tipo New York, Londres, París o Madrid, para excéntricos millonarios, reyes, narcotraficantes o dictadores.
El beneficio económico de la explotación minera por los países desarrollados y sus empresas, no se refleja en los países del tercer mundo. Su gente, y en especial quienes trabajan en la minería, siguen siendo pobres o viven en zonas de conflicto social o en guerras.
Ángel: “No somos criminales, con orgullo somos mineros en Nambija»
Ángel Maya nos cuenta que el Ecuador ha extraído hasta la fecha un total de 145 mil toneladas de oro, según datos oficiales del Banco Central y un alto porcentaje corresponde a las minas de Nambija, en la provincia de Zamora Chinchipe, al sur del Ecuador, que en la década de los 80 llegaron a dar trabajo a 20 mil personas de todos los sectores del Ecuador.
Ellos, con su nuevo oficio empezaron a construir y aprendieron en el camino el ser minero, en un entramado laberinto que son los túneles de entre 200 y 500 metros de profundidad y canaletas por donde recorre el agua que lava el material de donde se extrae el oro.
“No somos criminales, con orgullo somos mineros que hemos aportado con trabajo, muerte y oro al estado ecuatoriano”, nos dice Ángel. Y al ver su forma de vida, que no ha cambiado, se aprecia que los gobiernos de turno los olvidaron. Además ellos son conscientes de que deben modernizarse, ser más respetuosos con el ambiente, pero reclaman ayuda real desde el Estado. Nos comentan que una misión alemana hizo un diagnóstico y que les hicieron varias recomendaciones, por el inminente peligro de algún desastre en la mina.
El Estado y el gobierno de turno que venda la minería a los imperios económicos
La Nambija que conocí en los 90 sigue igual, con gente buena, con jóvenes que llegan cargados de esperanza de encontrar una salida a su desempleo y con los mayores que nos reclaman que no les criminalicemos y esperan que vuelva con sus fotos, con su historia contada, que no sea la mía.
Estos últimos mineros artesanales del Ecuador, saben que sus días se acaban, que viene la gran minería, esa que abre grandes huecos o perfora hasta dos kilómetros de profundidad.
Son empresas canadienses y en especial “chinas”, que son las favoritas del presidente ecuatoriano Rafael Correa, gracias al endeudamiento con el gobierno de la China. Correa ha dado la autorización de explotación, sin realizar la consulta previa a las comunidades y pueblos ancestrales afectados que consagra la Constitución del Estado y el convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Art. 57.7
La Constitución del Ecuador, de conformidad explícita “con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos humanos”, reconoce cumplidamente los derechos de los pueblos indígenas, incluyendo el derecho a la “consulta previa, libre y razonada” respecto a la “prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente” (art. 57.7).
Estas empresas transnacionales han construido un Estado dentro del Estado Ecuatoriano, para recorrer la zona, territorio ecuatoriano, hay que pedir autorización (una especie de visa) ya que en estas zonas concesionadas existen pueblos ancestrales como los Shuar y comunidades que cualquier ciudadano debería poder visitar sin esa visa que exigen las mineras transnacionales, ahí calla o se vuelve ciega la revolución ciudadana del presidente Correa y de sus adláteres.
Estudió Diseño Gráfico, Periodismo y Fotografía. Diseñador Gráfico en El Comercio, Ecuador. Asistente Escritor de United Press Internacional. Director de Comunicaciones del Sindicato Nacional de Seguridad Social del Ecuador y de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Editor de Fotografía en la Revista Vanguardia, Ecuador. Fotógrafo independiente para varias agencias de noticias y prensa, incluyendo Associated Press y GettyImages.
Yo viví muchos años en la minas de nanbija trabajé espoleado el oro en ese entonses tenía 18 años y son unos recuerdos inolvidable que esos recuerdos no volverán nunca se salió de ay por culpa de los malos gobierno que vendieron las mina a conpanias extranjeras i eso es mi versión de de las lindas minas de nanbija Ecuador