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¿HASTA CUANDO ENTERRAREMOS LAS VOCES DE LA MEMORIA Y LA GUERRA CIVIL?

En España, nos comentan, no hay recursos para este tipo de investigaciones de la Memori Histórica y de la Guerra Civil, no se quiere desenmarañar la memoria. Parece que a nuestras instituciones no les interesa la posibilidad de reescribir nuestra historia o simplemente comprenderla mejor.

Guerra Civil

Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

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Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

La Arqueología de la Guerra Civil era la Jornada de Puertas Abiertas detrás del Hospital Clínico. La Ermita de la Virgen Blanca, el Asilo de Santa Cristina, la última trinchera de la Guerra Civil española, eran nuestras referencias, pero no sabíamos muy bien qué íbamos a encontrar. Mi compañero y yo llevábamos tiempo queriendo documentar algún hecho relacionado con la recuperación de la memoria histórica española, pero la vida siempre se cruzaba en nuestra contra. Un día nuestro amigo Álvaro, que ha documentado las excavaciones en el Asilo de Santa Cristina, nos dijo que nos acercáramos a las puertas abiertas del siguiente sábado. Que no nos dejaría indiferente. Que era importante testimoniar lo que en pocos días quedaría sepultado bajo tierra, pero que con muchas imágenes y muchas voces, no quedaría invisibilizado ni olvidado.

Llegamos a eso de las diez y media de la mañana a la zona de las excavaciones, en el destruido asilo de Santa Cristina de Ciudad Universitaria. Ya están allí los 23 arqueólogos voluntarios, en su mayoría norteamericanos, que durante unos 18 días han trabajado para reescribir nuestra historia, nuestra memoria. Alfredo González Ruibal dirige el equipo.

El Asilo de Santa Cristina fue fundado en 1985. Se ubicaba detrás del Hospital Clínico, símbolo de la resistencia republicana y posición más avanzada durante la confrontación. Fue tomado alrededor del 17 de noviembre de 1936 por las tropas franquistas sublevadas contra la República, a las que se sumaban regulares marroquíes y legionarios. El lugar ahora se encuentra con unos pocos árboles, que no pueden ocultar a nuestra imaginación la desolación, ni el paisaje arrasado  por trincheras, cráteres, túneles y galerías, que quedó tras la guerra.

Guerra Civil

Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

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Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

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Nunca hubo ningún interés de reconstrucción, sino que fue demolido, enterrando todos sus secretos con la demolición. Ahora solamente es un estrato arqueológico que por tercer año ha sido desenterrado y luego vuelto a enterrar.

El asilo es la última trinchera de la Guerra Civil, es la cuña del ejército franquista que penetró más en la ciudad de Madrid. Es el lugar que ponía en conexión con la retaguardia. Lugar de lucha obsesiva y encarnizada. El 17 de Noviembre del 36 se toma por los sublevados el asilo y después el Clínico el 24 de Noviembre. Se convierte en una posición fija después, se fortifica hasta que acaba la guerra. Y es justo en este lugar donde los republicanos, con el general Matallana a la cabeza, firman la rendición de Madrid, que con bravura se defendió hasta el final. La capitulación oficial tiene lugar el 28 de marzo de 1939.

Alfredo nos explica que se están excavando los cimientos de un edificio, del Asilo, por tercer año consecutivo, dada la gran cantidad de vestigios encontrados el año anterior, y de munición todavía viva. Se quiere saber cómo era la vida de los soldados y la vida de Madrid. Ahora se está excavando porque se ha visto por fuera un muro. No se conserva el pavimento. Lo primero que vemos no son restos de la guerra civil sino cimientos del asilo. Nos encontramos cuentas de collares, pendientes etc que pertenecieron a quiénes habitaron el asilo.

También se han encontrado jeringas de morfina, que si utilizaban los soldados. A partir de ahí, Alfredo se traslada a la época de la guerra civil, de la guerra de trincheras y nos habla de los cepillos de dientes encontrados y de la contribución de la guerra a la higiene bucal, ya que era necesario que los soldados tuvieran boca sana. También podemos pensar que se alimentaban de vaca, oveja, cerdo y pollo. Bacalao y jurel. Se han encontrado muchas conchas de chirlas, por lo que la paella debía ser frecuente. El ejército franquista estaba bien organizado en la logística. Hay restos de bebidas alcohólicas, anís, cola, cerveza. La comida era en materiales de lujo, en estancias con lámparas de araña y perlas, con agua y electricidad, baldosas art deco.

Nos encontramos ante una cantina de los años 30 pero también con una parte del frente atroz. Hay proyectiles de mortero o granadas, algunas vivas. Es una zona de minas y contraminas que tras la guerra se sellan. Los republicanos lo que hicieron justo fue desarrollar una batalla de minas y contraminas.

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Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

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En la revisión del material bélico, nos damos cuenta del enfrentamiento cuerpo a cuerpo, de la lucha de trincheras, pero también de que fue una guerra internacional, con muchos intereses en juego. Vemos granadas de tipo defensivo o «toneletes» y granadas ofensivas, ambos sistemas de deficiente funcionamiento, con muchos seguros, difíciles de detonar, por lo que muchas siguen vivas y se llevan al servicio de Tedax de la Policía Nacional. También hay granadas de origen polaco, cañones venidos de Rusia, regalados por los británicos, remanentes de la I Guerra Mundial, material alemán también de la primera guerra, que los polacos se habían quedado y venden al ejército republicano. Proyectiles de trinchera, morteros. Entraba todo lo que sobra de la I Guerra Mundial. Hay material inglés, italiano, francés, polaco, austro-húngaro, chileno o boliviano y de los nazis

Por Valencia entra material soviético, a pesar de que la Sociedad de Naciones hiciera un bloqueo. También Francia abre a veces la frontera para pasar material, aunque no había repuestos, por eso se canibalizan aviones para encontrar piezas. Muchos intereses de lugares diversos.

Al finalizar la visita, alguien pregunta por el financiamiento y nos explican que esto no ha sido financiado por fondos públicos, sino por los estudiantes norteamericanos, que no sólo han venido a España como parte de su proceso formativo, sino que también son los mecenas del proyecto, gracias a sus matrículas costosas.

En España, nos comentan, no hay recursos para este tipo de investigaciones, no se quiere desenmarañar la memoria. Parece que a nuestras instituciones no les interesa la posibilidad de reescribir nuestra historia o simplemente comprenderla mejor.

Finalmente se ha vuelto a tapar todo. Educación, cultura y memoria han sido silenciadas, han sido enterradas un año más.

Guerra Civil

Fotografía: Patricio Realpe/ChakanaNews

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