Written by: Política

NO QUEDA NADA DE LA VENEZUELA QUE CONOCÍ

Luego de casarse se fue de Ecuador a vivir a Venezuela, la tierra de su esposo. Ya son 17 años de eso y no queda nada de la Venezuela que conoció. Cuando llegó, Hugo Chávez tenía apenas 6 meses en el poder. La gente vivía bien, las mujeres del servicio doméstico se vestían bien, los carros de las calles eran nuevos, era como estar en las calles de Miami.

El Barrio Catia, uno de los más populares de Caracas. Venezuela. Fotografía: Wikipedia
El Barrio Catia, uno de los más populares de Caracas. Venezuela. Fotografía: Wikipedia

Había la libertad de planificar las vacaciones y, lo mejor de todo, era que cada quien podía ir al supermercado cuando quería y comprar productos nacionales o importados, había la opción. Está de más mencionar que la gente era linda, muy alegre. Esa es la Venezuela que recuerda ella, cuyo nombre, por su seguridad y la de su familia, es mejor no escribirlo.

Ella tiene dos hijos adolescentes y su familia no está tan mal, pues como dice “gracias a Dios” mi esposo gana muy bien, trabaja en una petrolera y vive en una buena zona de Caracas. Y dice buena porque no le cortan la luz, porque “felizmente” hay un hospital cerca a su casa, y no siente los racionamientos de “hasta de 12 horas” que afectan a la mayoría de los venezolanos.

Tampoco le falta agua porque en el edificio en donde vive tiene un tanque de reserva, lo que le permite que siempre que abra el grifo le caiga agua. En Isla Margarita, cuenta, tienen 2 días de agua, que es de mala calidad, cada 3 semanas, por lo que son 20 días sin el líquido. “En 2 días deben ver cómo almacenar lo que puedan para las 3 semanas siguientes”.

“Vivimos en un toque de queda permanente”

Esas son las características que le hacen decir que vive en una buena zona, pero eso no le quita la inseguridad. “Vivimos en un toque de queda permanente” en Venezuela, lo que hace que la ciudad parezca un cementerio, en donde nadie respeta los semáforos, especialmente en la noche, y produce miedo caminar por las calles, pues “no sabes a qué rato te puede llegar una bala perdida”.

Su hijo mayor pronto se graduará del colegio. Entrena béisbol y termina a las 20:30. Recogerlo es complicado, ella tiene miedo. Algunos chicos talentosos de este deporte salen más temprano del entrenamiento, pues viven en otros barrios de Caracas, que son peligrosos y el objetivo es que lleguen vivos. Hay casos de jóvenes que han muerto por asaltos o por balas perdidas. De los 120 adolescentes que se gradúan en el colegio de su hijo, 80 se irán a estudiar fuera, porque pertenecen a familias acomodadas.

Cuando los chicos se van a alguna fiesta deben esperar hasta las 06:00 ó 07:00 del día siguiente. Las madrugadas son de terror, de mucha inseguridad.

Las compras se hacen según el número de cédula

Ella tiene la suerte de no ir a hacer las filas en el supermercado, que por cierto se las hace una vez a la semana, pues para comprar una funda de harina y una botellita de aceite hay que estar desde la madrugada y el día que les toque. Las compras se hacen según el número de cédula de cada ciudadano. Antes, “uno podía ir y comprar mucha fruta, carne y golosinas”. Había muchas marcas, recuerda.

Cuando ya la crisis se venía y los productos empezaron a subir de precio, la gente empezó a cambiar. Ella lo notó en el supermercado: “te quedaban viendo mal cuando tenías tu carrito lleno de cosas”.

Obvio, no todos podían pagar, sumado eso, el discurso del socialismo del siglo XXI no ayudaba: que los ricos, que el imperio, que la igualdad, que los pobres son pobres porque los ricos son los que les quitan todo, que el gobierno sacará adelante a los más necesitados y bla, bla bla…

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La gente empezó a asumir una actitud violenta y llena de resentimiento hacia los que más tenían o tienen aún. Ella dice que hay un deterioro moral que se ve reflejado en las calles sucias de una ciudad que no es ni la sombra de lo que era.

Repite “Gracias a Dios” puedo comprar las cosas en otros lugares, en los delicatesen, lógico mucho más caro, pero ella tiene la suerte de poder hacerlo. Ella compra carne cuando ve, pollo cuando ve, guarda todo lo que puede, incluso cuando viaja trae enlatados. Dice que su alacena es una bodega, pero ella lo prefiere porque tiene la sensación que la situación va a empeorar.

La situación es complicada para un venezolano que gana el sueldo básico. Lo voy a explicar con la propia moneda de ellos para no confundirnos con los cambios. El sueldo básico es de 23.000 bolívares, y solo un kilo de carne cuesta 4.500, el de pollo sale en 2.700. Ella cuenta que gasta 23.000 en frutas y verduras y lo hace estirar para 3 semanas.

8 millones de jóvenes en edad escolar estarían en riesgo de desnutrición

Tres panes (tipo palanquetas baguette medianas) cuesta 950 bolívares. Ella dice que para una familia de 5 o 6 personas alcanza para un día. Cuenta que hay gente que hace solo una comida al día porque no les alcanza. En el área rural es peor, la gente solo come arepas de yuca y ya. Según autoridades de la Fundación Arturo Uslar Pietri, 8 millones de jóvenes en edad escolar estarían en riesgo de desnutrición por la falta de alimentos en los planteles educativos de Venezuela. Si estas cifras son solo de los centros educativos, me pregunto yo ¿Cuál será la real?

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Ella ha podido pagar a una maestra de matemáticas para su hijo. La realidad de esa mujer (la maestra) espeluzna. En 2004 era feliz, trabajaba de analista en una empresa y con su sueldo le alcanzaba para mantener a su hijo, pagar el auto, la hipoteca, comer. Su hijo se graduó hace 3 años, luego de que lo robaron 2 veces llegando a su casa prefirió enviarlo a Inglaterra a estudiar, allá el chico trabaja para mantenerse. La maestra tiene 4 trabajos y no le alcanza el dinero para mantenerse ella y ayudar a su abuela. Está cansada y tiene hambre. Decidió irse a fines de este mes a probar suerte en otro país.

Ella también ha pensado en marcharse y lo ha estado planeando desde hace algunos años. «Esperamos que a fines de este año tengamos respuestas positivas», responde.

El chavismo está aferrado al poder, robó todo el dinero que pudo, quebró al país. Pienso yo ¿por qué no lo suelta? Ella me dice robaron tanto y todo el mundo lo sabe, entonces ese dinero no lo podrían disfrutar en ninguna parte del mundo. Buena teoría, digo yo, por eso siguen aferrados al poder, pues justamente ese poder es lo que les hace en algo disfrutar de todo el daño que le causaron a Venezuela.

¿Quién es el responsable de la crisis venezolana?

El otro día circulaba un video en redes sociales titulado ¿Quién es el responsable de la crisis venezolana? Obvio hay muchos, pero el mentalizador fue Hugo Chávez, él que creó todo esto, él hizo de las expropiaciones una política de gobierno, él acabó con la inversión privada.

Durante 10 años, entre 2002 y 2012 expropió 1.168 empresas privadas, los locales comerciales, plantas procesadoras de arroz, plantas de café, fincas productivas, bancos, etc., etc. Además pasó a controlar la industria cementera y siderúrgica, entre otras.

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