Finalmente, en el plano de derechos el veto al Código Orgánico de la Salud significa un fuerte retroceso. El COS entre otras cosas prohibía las «clínicas de deshomosexualización» (Art. 208); impedía la objeción de conciencia de médicos para recetar anticonceptivos (Art. 195) y para atender emergencias obstétricas, tales como sangrados por abortos en curso (Art. 201); y daba inicio al uso de cannabis medicinal.
El viernes 25 de septiembre de 2020 será recordado como el día en que Lenin Moreno vetó totalmente el Código Orgánico de la Salud y liberalizó el mercado de combustibles abriendo la puerta a la eliminación total de los subsidios. Haciendo honor a su «promesa» de campaña, Moreno no gobierna, no quiere gobernar, le dan gobernando.
El veto total al Código Orgánico de la Salud significa varias cosas. La primera, de carácter institucional, es que dicho código regresa a la Asamblea, donde se deberá tratar dentro de un año en una sola sesión. La Asamblea puede insistir en el Código o allanarse al veto, pero para la insistencia se requieren el voto de los dos tercios del total de asambleístas, es decir 91 votos. Esto quiere decir que la tramitación del veto quedará para la siguiente legislatura que será electa en febrero de 2021. Tomando en cuenta que CREO, principal opositor al proyecto, tiene actualmente 20 curules y que en la anterior votación las abstenciones y votos en contra sumaron 56, los 91 votos para imponerse al ejecutivo se ven muy lejanos.
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En el plano político, el veto al COS representa una parálisis política y una afrenta a todas las organizaciones que durante 8 años han participado en la elaboración del mismo. Por otra parte, el nuevo COS intentaba armonizar con la legislación vigente, tal como el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y el Código de la Niñez y Adolescencia. Peor aún, la parálisis política es más grave a sabiendas que el veto total significa una negociación muy dura y larga para la próxima legislatura y probablemente las siguientes. Además de ello, también devela las alianzas que tiene el gobierno con los sectores conservadores radicales como CREO. Moreno está tratando de dejar el cargo con todo empaquetado para no ser investigado o fiscalizado por el próximo gobierno.
Finalmente, en el plano de derechos el veto al COS significa un fuerte retroceso. El COS entre otras cosas prohibía las «clínicas de deshomosexualización» (Art. 208); impedía la objeción de conciencia de médicos para recetar anticonceptivos (Art. 195) y para atender emergencias obstétricas, tales como sangrados por abortos en curso (Art. 201); y daba inicio al uso de cannabis medicinal. Sin embargo, haciendo caso omiso al ejercicio de representación realizado por la Asamblea, el ejecutivo siguió las recomendaciones de la iglesia de los sectores conservadores. De hecho, un día después de aprobado el COS la Conferencia Episcopal Ecuatoriana se pronunció en contra, así como Guillermo Lasso y sectores conservadores radicales.
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El veto al COS vino acompañado, la misma mañana, del Decreto 1158, que busca liberalizar la importación de combustibles. Esto es un paso más hacia la liberalización completa del sector de combustibles. Además de ello, los importadores podrán hacer uso de la infraestructura e instalaciones estatales de almacenamiento, transporte y despacho de estos productos, a fin de garantizar este tipo de negocios. El sector de los derivados de petróleo que tenía poca o ninguna regulación (pero dependía de Petroecuador) ahora queda liberado completamente a los precios de mercado. Aunque el gobierno diga que esto no afecta los subsidios del gas de uso doméstico y de los combustibles, es esperable que las condiciones cambien.
Moreno ha hecho en un mismo día dos movimientos que alguien con expectativas políticas de mediano plazo no las haría tan a la ligera. Sin embargo, en su intento por distraer la atención y por desentenderse de su rol político, puede que Moreno esté labrando su propio camino hacia una situación política insostenible. 7 meses no son pocos, incluso para un presidente saliente.
Doctor en Estado de Derecho y Gobernanza Global por la Universidad de Salamanca. Es psicólogo político y está interesado en el comportamiento político, tanto de la ciudadanía como de las élites. Actualmente también desempeña labores como asistente e investigador en Flacso España.
Quito, Ecuador