Los pijos piden abrir negocios, tiendas, centros comerciales puede significar reactivar el empleo. Pero sobre todo implica la posibilidad de un rebrote en la región más golpeada por la COVID-19, que sería desastroso para todo el país.
Debe haber pocas cosas más intolerables para un rico que estar obligado a permanecer encerrado. Durante estos días se han realizado protestas en el barrio Salamanca de Madrid (uno de los lugares más costosos y de mayor renta en España) y también se ha extendido en las zonas ricas o pijas de toda España. El motivo de las protestas es pedir al gobierno de Sánchez que levante el estado de alarma y permita la libre circulación y la apertura económica… O al menos eso dicen.
Lo que se juega en estos momentos de desescalada y de entrada inevitable a una crisis económica profunda es nada más y nada menos que la repartición de las cargas que implican solventar el golpe que se viene. Es decir ¿Quién va a tener que amarrarse el cinturón durante la siguiente crisis?. Y como “toda crisis es una oportunidad”, las clases altas no quieren dejar pasar esta oportunidad para volver a pasarle la factura a la clase trabajadora.
Los pijos piden abrir negocios, tiendas, centros comerciales puede significar reactivar el empleo. Pero sobre todo implica la posibilidad de un rebrote en la región más golpeada por la COVID-19, que sería desastroso para todo el país.
Más aún, tal como informan algunas agencias, el coronavirus golpea más fuerte a las personas más vulnerables. La situación de personas con vivienda precaria o directamente sin ella han empeorado con la llegada de la pandemia, y una extensión del brote podría ser letal para ellos.
Sin embargo, nada de eso parece importarles a los propietarios del lujoso barrio Salamanca. No protestan para que les lleguen ayudas económicas o alimentos a quienes han quedado sin nada durante el confinamiento. No protestan para que los servicios básicos como agua, luz o gas no sean cortados por falta de pago en estas circunstancias. Y esto se nota a leguas, aunque tratan de desvincular la protesta de la clase alta difundiendo videos de gente protestando en Alcorcón.
La ultra derecha pide #GobiernoDimisión
Además de esta inmoral y egoísta defensa de privilegios de clase, las protestas en Núñez de Balboa también cumplen la función de “calentar las calles”. Prácticamente desde el inicio de la crisis por el COVID-19 los líderes de la ultra derecha vienen usando el hashtag #GobiernoDimisión. Y están aprovechando la coyuntura para presionar políticamente al gobierno de Sánchez y erosionar su imagen. Esos mismos actores desde hace varios días vienen convocando a una manifestación (motorizada según dicen) para el día 23 de mayo. La misma tendrá la misma consigna. Si algo ha aprendido esta nueva derecha es ese proceso de cocción lenta que es tomarse las calles.
Pero este proceso no hubiera sido posible (como la propia escalada de estos actores políticos) sin la generosa intervención de los medios tradicionales. Apenas se convocaron las protestas en el barrio de Salamanca un ejército de camarógrafos acudieron a cubrir lo que apenas eran unas decenas de personas golpeando con palos de golf los letreros de las calles [https://twitter.com/LoloViejo/status/1260996535178932225]. Los medios acudiendo tras la polémica han dado gas a un fenómeno inverosímil pero totalmente nocivo para la democracia. Se trata del ascenso de la extrema derecha, al punto que se legitima, al darle cobertura, la violación del estado de alarma y el confinamiento.
Las protestas en el barrio Salamanca de Madrid reflejan el más absoluto individualismo de la clase alta española. Pero no solo eso, revelan también su ignorancia supina, sus creencias absurdas y su profunda necedad, producto de años de privilegios anquilosados. “Si no me pasa a mi, seguramente no le pasa a los otros” parecen decir con cacerolas y cucharones en sus manos. Cacerolas y cucharones que muchos de ellos seguramente nunca antes de estas protestas habrán usado.
Doctor en Estado de Derecho y Gobernanza Global por la Universidad de Salamanca. Es psicólogo político y está interesado en el comportamiento político, tanto de la ciudadanía como de las élites. Actualmente también desempeña labores como asistente e investigador en Flacso España.
Quito, Ecuador