Cada cierto tiempo y ciclo político, la sociedad ecuatoriana y los movimientos sociales reaccionan de su letargo para entregar a ojos cerrados y a manos llenas el poder a un nuevo líder, quien asume la responsabilidad de sacarnos a todos del estancamiento político, económico o del deterioro moral, como ocurre actualmente. En Ecuador, esos nuevos líderes siempre han traicionado al pueblo, beneficiando a los poderes económicos y políticos sean de derechas o izquierda. Su gobierno se ha basado en el populismo, muestra de ellos son Velasco Ibarra y Rafael Correa, pero también la dictadura militar de Rodríguez Lara.
Ahora los líderes políticos, sindicalistas, los generadores de opinión, los defensores de derechos, juristas y la débil ciudadanía ecuatoriana, están empeñados en sanear toda la gangrena provocada por el gobierno populista de Rafael Correa Delgado, que dio paso a la corrupción. Varios de esos líderes sociales y políticos son anteriores militantes del Socialismo del Siglo XXI, ataviados de un manto de renovada moral, quienes llevan adelante las reformas para rescatar al país de lo que ellos provocaron, unos de forma abierta y otros moviendo los hilos detrás del escenario.
El monstruo político contra el cual se luchó antes del 2007, por el cual ganó la Presidencia Rafael Correa, fue la partidocracia, el neoliberalismo y la corrupción. Entonces ganó en las urnas la propuesta nueva, tan nueva, de rescatar el país, e irse en contra del imperio norteamericano y adherirse a otras potencias como China, Rusia o naciones no tan potentes pero sí de cuidado como Irán (esto no dijeron en campaña), de eso dan fe los acuerdo y documentos firmados.
La “izquierda infantil” y gente vinculada a las organizaciones de avanzada o de defensa de los derechos de las minorías fueron los principales aliados en los inicios del correísmo. Ahora son esos grupos los que han designado a sus representantes en diferentes instancias del Gobierno actual para desbaratar lo que ellos ayudaron a construir.
El monstruo creado en algo más de una década contra el que se lucha en estos días dicen que es la corrupción, una definición que por etérea puede ser aplicada a casi cualquier acto u omisión no solo de servidores públicos de alto nivel sino del ciudadano de a pie, es todo y nada. Y la salvación que proponen en este caso es la reinstitucionalización del país, que se manifiesta en el cambio de unas personas por otras.
Es decir no existe voluntad para emprender una verdadera reinstitucionalización del Ecuador, por ello se entregó nuevamente a través de las urnas y por propuesta del presidente Lenin Moreno, la responsabilidad de lograr el cambio anhelado a siete personas.
Fue así que Julio César Trujillo recibió los poderes omnímodos del pueblo aunque haya sido de carambola porque el voto no fue directo para Trujillo ni los 6 consejeros que lo secundan. La euforia del rescate al país aún sigue en los niveles más altos, aunque ahora hay voces que ya no concuerdan en su totalidad con el salvador del país.
Resta saber si el planteamiento del blindaje, que se colocaría mediante un nuevo referéndum, a las decisiones tomadas por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio es por velar que se respete la voluntad del país o por poner bajo siete llaves la verdadera forma en que se manejaron los concursos de evaluación de las anteriores autoridades y la designación de las nuevas y evitar de esta forma que se aplique el recurso de repetición.
De momento varias dudas caen sobre la actuación del Consejo de Participación Transitorio, ellas son: la designación de autoridades transitorias, evaluación y destitución de los jueces de la Corte Constitucional, la conservación de los jueces de la Corte Nacional de Justicia nombrados por el correísmo y que participan en la designación del nuevo Consejo de la Judicatura a cargo del Consejo de Participación, y la denuncia que se hizo a través de redes sociales de que varios de los postulantes mejor puntuados para la conformación del Consejo Nacional Electoral definitivo tuvieron vínculos con la administración del exmandatario Correa.
En los últimos días y a propósito del proceso de designación del Consejo de la Judicatura definitivo las cinco instituciones responsables de la designación de las nuevas autoridades enviaron las ternas.
Lo que llama la atención es que dos servidores del Consejo de Participación Transitorio de alto nivel tienen la posibilidad de ser autoridades del máximo organismo de control de la Función Judicial, ellos son Juan José Murillo y Elcy Rumania Celi Loaiza, quienes hasta la semana pasada cumplían las funciones de coordinador de Relaciones Internacionales y coordinadora de Asesoría Jurídica. El primero de los mencionados es parte de la terna enviada por la Defensoría Pública y la segunda fue propuesta por la Asamblea Nacional.
Ante el panorama descrito consideramos que las voluntades que aún dominan son de los grupos que están cerca del poder y no la de un país que busca el respeto y diálogo entre iguales, donde sus mandatarios o autoridades busquen el bien común.
Seguimos difundiendo aquello en lo que creemos y por lo que siempre hemos luchado, los derechos del movimiento indígena, de las mujeres o warmis, de los grupos LGTBI, de los trabajadores y los derechos de cuidar a la naturaleza.
Múltiples voces, distintas ideas, pensamientos y miradas.