Written by: Destacadas Opinión Política

1 DE MAYO Y LOS DESAFÍOS DE ESPAÑA Y EUROPA

Parece que nada cambia con el paso del tiempo. Para el 1 de mayo de 2018 los trabajadores siguen saliendo a las calles a exigir lo que les corresponde por derecho. Ha corrido mucha agua, y ni los gobiernos más “progresistas” han logrado garantizar, de una vez y para siempre, los derechos de los obreros y sus familias. En la España de la recuperación económica, en la Europa de los estados de bienestar, aún se lucha por aumentar las pensiones a los jubilados, por el derecho a un salario digno, por la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres, por la decencia de no dejar morir extranjeros en las fronteras, por el derecho a decidir y la autodeterminación.

1 de mayo

Fotografía: Patricio Realpe

España afronta al menos 3 frentes de conflicto en los que los sectores populares y obreros tienen mucho que decir. El primero de ellos es la lucha por las pensiones de jubilación. El gobierno del Partido Popular ha ofendido a los jubilados proponiendo un aumento de 0,25% de aumento en las pensiones, justificándose en que no hay presupuesto suficiente. Ante ello, los jubilados, como en los viejos tiempos, se han tomado las calles para reclamar lo que es justo, dando una lección a las nuevas generaciones. En segundo lugar, el asunto catalán es un desafío que aún no encuentra solución en un país que necesita comprender que la vía del sometimiento no llevará a ninguna solución. Después del referéndum en Catalunya del 1 de octubre pasado, y las elecciones del 21 de diciembre bajo la tutela del estado español, aún no hay gobierno en dicha comunidad. Esto debido al bloqueo que el estado español impone por la vía de la judicialización de la política. Los máximos representantes de la opción independentista están en prisión preventiva (sin sentencia) o en el exilio, sin poder ejercer sus derechos políticos. Los sindicatos, que llenarán las primeras planas este 1 de mayo, deberán tomar posiciones respecto a este conflicto ya que su apoyo puede ser fundamental para llegar a soluciones. Finalmente, España enfrenta también un problema en cuanto a los derechos de las mujeres. El último y nefasto ejemplo de ello es la sentencia de un tribunal de Navarra sobre una violación a una mujer de 18 años por parte de 5 hombres en las fiestas de San Fermín hace dos años. Los magistrados dieron 9 años de prisión a los acusados y una multa de 50.000 euros. Esta pena se establece por “abuso sexual continuado”, desatendiendo la acusación de “violación” al “no comprobarse” que haya existido suficiente resistencia de la víctima. Existe además un agravante. Uno de los acusados es militar y otro es miembro de la Guardia Civil.

Mientras tanto en Europa el aperturismo económico sigue. Macron en Francia apuesta por una apertura que puede poner en riesgo la industria y producción local. Sin embargo, casa adentro, la distribución del trabajo y recursos en la Unión es desigual y la diferencia entre países del centro y la periferia es abismal. Además de ello, puede verse una lucha entre la deriva populista que viven algunos países como Italia, Polonia, o Grecia, con el mantenimiento del statu quo de partidos tradicionales como Alemania, Inglaterra. Según algunos analistas, los últimos bastiones serios para las izquierdas en Europa pueden estar en Portugal, donde la colación de gobierno entre viejos socialistas y nuevos movimientos. Tal es el éxito de esa fórmula que los éxitos de Portugal se reconocen en toda Europa debido a la mejora en la calidad de vida, salarios, trabajo, etc., sin caer en medidas de austeridad y logrando pactos de gobierno viables. El otro bastión puede ser el partido laborista británico, que ha remontado posiciones desde la llegada de Corbyn a la dirección del partido. Hoy es el partido más fuerte de Inglaterra y lleva adelante una refundación donde se ha abierto a nuevos movimientos sociales y nuevas luchas progresistas, además de contar con el apoyo de los sindicatos. Finalmente, Europa enfrenta una crisis que se mantiene debajo de la alfombra y de la que cada cierto tiempo se habla en voz baja. Los refugiados que llegan a las fronteras europeas, muchos de ellos a morir, no tienen aún una solución o al menos una luz que les permita sobrevivir en condiciones dignas. Las fronteras se cierran y los grandes países se desentienden del problema, hasta el punto de llegar a ofrecer dinero a otros países para recibir a los refugiados con la condición de que no pasen dentro de sus territorios. Es imprescindible mirar al problema de los refugiados como un asunto prioritario para movimientos sociales y partidos políticos. Europa no debe cerrar sus puertas a quienes necesitan simplemente sobrevivir.

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